Os posteo una entrada que escribí hace cosa de cuatro meses y, por motivos ajenos a la organización (esto es totalmente cierto. De hecho, si hubiera algo de organización en mi vida, esto no habría pasado) nunca llegó a publicarse. Ala, leed y disfrutad, pequeñas fierecillas.
Orichalcum en el Saló del còmic de Barcelona
¿Para qué se va al saló del còmic de Barcelona? Puedes tener más de doscientos motivos: te gustan los tebeos, te gusta comprar tebeos, pintas tebeos, necesitas calzar mesas con tebeos, tu madre es un skrull, te ponen las niñas de edad indeterminada vestidas de siglo XIX y tienes menos de 18 años, te gusta fotocopiar tebeos, te ponen las niñas de edad indeterminada vestidas de siglo XIX y tienes más de 18 años y no te importa acabar con un miembro de grosor indeterminado ensartado en el recto mientras muerdes el lavabo de la cárcel en la que te van a meter por pedófilo, tu gato es un skrull, te gusta hacer cosplay de personajes de tebeos, te gusta hacer cosplay de tebeos, tu skrull es un tebeo… en resumen: te gusta molar (o el sexo carcelario, o las dos cosas) o eres un skrull. Por otro lado, motivos para estar enfrente del salón y no entrar: sólo uno. ERES UN PAQUETE (QUE NO UN SKRULL)
El caso es que uno de los miembros de este vuestro blog entró en el salón. Y moló. Otro se quedó en la puerta sin entrar. No moló. Y otros dos no estaban en Barcelona. Es lo que tiene la física, si la única forma de tener una posición indeterminada y poder estar en dos sitios a la vez es conocer tu momento. Y ninguno de nosotros sabe lo suficiente de física para calcularlo, así que la mayoría de las veces, tenemos la suerte o la desgracia de saber más o menos en que único lugar estamos. ¿Adivináis quien se quedó en la puerta? Una pista: su apodo viene del nombre de un documento de mapa de bits. Otra pista: No es Cantin, Ni Sonny, Ni FlasH.
Entonces, ¿qué se perdió Mr. Guybrush (¡ups!)? Pues un cúmulo de experiencias. Entrar al saló mola. Bueno, menos cuando te cobran de 4 a 6 euros por ir de tiendas, y los pagas, y piensas que seguramente la cajera es una skrull. Pero una vez tienes tus entradas, entrar mola. Porque hay bastantes cosplayers, disfrazados de cosas raras, cosas molonas y de akatsukis (o similar mierda de Bleach), que la verdad, se repetían casi tanto como las tías disfrazadas de Gato de Cheshire, la nueva moda emo. Y luego entras. Y lo primero que ves es
Orichalcum en el Saló del còmic de Barcelona
¿Para qué se va al saló del còmic de Barcelona? Puedes tener más de doscientos motivos: te gustan los tebeos, te gusta comprar tebeos, pintas tebeos, necesitas calzar mesas con tebeos, tu madre es un skrull, te ponen las niñas de edad indeterminada vestidas de siglo XIX y tienes menos de 18 años, te gusta fotocopiar tebeos, te ponen las niñas de edad indeterminada vestidas de siglo XIX y tienes más de 18 años y no te importa acabar con un miembro de grosor indeterminado ensartado en el recto mientras muerdes el lavabo de la cárcel en la que te van a meter por pedófilo, tu gato es un skrull, te gusta hacer cosplay de personajes de tebeos, te gusta hacer cosplay de tebeos, tu skrull es un tebeo… en resumen: te gusta molar (o el sexo carcelario, o las dos cosas) o eres un skrull. Por otro lado, motivos para estar enfrente del salón y no entrar: sólo uno. ERES UN PAQUETE (QUE NO UN SKRULL)
El caso es que uno de los miembros de este vuestro blog entró en el salón. Y moló. Otro se quedó en la puerta sin entrar. No moló. Y otros dos no estaban en Barcelona. Es lo que tiene la física, si la única forma de tener una posición indeterminada y poder estar en dos sitios a la vez es conocer tu momento. Y ninguno de nosotros sabe lo suficiente de física para calcularlo, así que la mayoría de las veces, tenemos la suerte o la desgracia de saber más o menos en que único lugar estamos. ¿Adivináis quien se quedó en la puerta? Una pista: su apodo viene del nombre de un documento de mapa de bits. Otra pista: No es Cantin, Ni Sonny, Ni FlasH.
Entonces, ¿qué se perdió Mr. Guybrush (¡ups!)? Pues un cúmulo de experiencias. Entrar al saló mola. Bueno, menos cuando te cobran de 4 a 6 euros por ir de tiendas, y los pagas, y piensas que seguramente la cajera es una skrull. Pero una vez tienes tus entradas, entrar mola. Porque hay bastantes cosplayers, disfrazados de cosas raras, cosas molonas y de akatsukis (o similar mierda de Bleach), que la verdad, se repetían casi tanto como las tías disfrazadas de Gato de Cheshire, la nueva moda emo. Y luego entras. Y lo primero que ves es
¡¡¡la furgoneta del equipo A!!!
La jodida furgoneta del equipo A. Que grande. No te dejaban montar. Qué pena. Pero que grande.
Era un stand de promoción de la peli nueva, la que nos ofenderá y en la que seguro que se han documentado tan mal que los jeeps saltarán por los aires y NO caerán sobre las ruedas. Cabrones, nos van a joder la infancia (Esto era cierto cuando fuimos al saló. Ahora puedo decir que, sorprendentemente, el Equipo A mola. Aunque esa semana también me molo Día y Noche. igual necesitaba ver cine...).
Y después de esto, empieza la marea de compras. Muchas compras. Y eso que nos controlamos y no fuimos manirrotos. Bueno, la gemela un poco. Se llevó el comic del predicador en edición de lujo. Molaba mucho. También se llevó una estatua del cuervo de medio metro de alto. Jodido pisapapeles poco práctico. Para eso me compro un cuervo articulado, que acojona más, y puedo decir que es de esa película si quiero ligar con emos, o que es una reproducción anatómica de un Corvus corax para estudiar su locomoción en tierra, si quiero ligar con biólogas. Y eso es el doble de posibilidades de ligar.
Yo también pequé. Me lleve cuatro tres tebeos y una obra de arte. Los tebeos fueron el Drácula de Luis Scafati, para regalar, y la edición impresa de los comics 404 de Koopa y Eager Scout, de Defriki. Algún día escribiré aquí sobre webcomics. Sólo deciros que ahora tengo un gato de Erwin Rudolf Josef Alexander Schrödinger luchando contra el perro de Iván Petróvich Pávlov. Y no os lo voy a escanear, porque lo quiero para mí sólo. Gracias Koopa, todos te adoraremos siempre como la otra única persona que entiende todos tus chistes. El otro es Voltimor, pero no le entiendo cuando me los explica. Y la obra de arte es el libro negro de los colores. Esto no os lo puedo contar. Tenéis que tocarlo para poder apreciarlo.
En resumen: toqué la furgo del Equipo A, compre comics, vi a mis Heroes webcomiqueros (sólo faltó Morán (ACTUALIZA POR FAVOR), tuve un subidón de azúcar por comerme lo verde de una fresa de gominola gigante y un tendero de una tienda de camisetas frikis intentó comprarme mi camiseta. Que uno tiene baja la autoestima friki últimamente, y estas cosas se agradecen.